Cuento
bubi de Baney
WARY
Hace años atrás cuentan que en Baney vivía
una niña con su abuelo, porque sus padres se habían muerto. Dos años más tarde,
murió también el abuelo, entonces Wary se había hecho mayorcita y podía vivir
por sí sola.
Un día, Wary y sus amigas fueron a un río
que estaba un poco alejado del pueblo en busca de agua. Al llegar en el río,
llenaron sus recipientes del líquido apreciado y se sentaron sobre una piedra
que estaba a la orilla del río a conversar.
Cuando se acercaba la
tarde, cargaron sobre sus cabezas los recipientes contenidos del agua y
regresaron al pueblo. Ya muy metida la tarde, Wary se dio cuenta que había que
olvidó el lökö (pulsera) que su abuelo se lo dejó antes de morir.
Al ser la pulsera la única reliquia de su
abuelo, Wary acudió a sus amigas para pedirles que la acompañaran al río para
recuperar la pulsera, pero ninguna aceptó porque la noche estaba casi ya
abrazando el pueblo y al mismo tiempo, todas tenían miedo a que sus padres no
las regañaran y que si una joven sale de casa durante las noches era mal visto
por el pueblo. En cambio, Wary decidió irse sola al río porque no podía dormir
sin el lökö. Emprendió rumbo al río. Al llegar en el lugar, encontró a un
abuelo sentado sobre una piedra junto al río. Aquel era el Mmo (espíritu) del río.
Al verla el espíritu, exclamó:
-¡Cómo te atreves venir a
este lugar y a estas horas de la noche!
-He venido a recoger lo que
me dejó mi abuelo al morir.
-¿Cómo tus padre te pueden
dejar sola venir aquí? Pregunto el Mmo.
-Yo no tengo a nadie en la
vida, ni padres, ni amigas. Lo único que me queda en la vida es el löcö que me
olvidé aquí mismo.
Y Mmo
tuvo compasión de ella y le dijo entonces:
-
Métate la mano en el agua y
mientras mantienes la mano en el agua, me cantas una bonita canción.
Wary hizo conforme le dijo el Mmo. Terminado
de cantar, al quitarse la mano del agua, en su mano apareció un brillante lökö
más bonito que el que le dejó su abuelo. Al intentar dar las gracias a Mmo,
este se había desaparecido; entonces Wary se dirigió al pueblo, y los animales
se acercaban a ella para ver el impresionante lökö que llevaba.
Al llegar al pueblo, todos
se quedaron admirados de ella, por el resplandeciente lökö que llevaba y que
brillaba todo el pueblo. Desde entonces fue muy feliz.
Desde
siglos, los habitantes de la isla de Bioko han venerado a una mujer, Mme o
Mmeri, conocida por el aliento que daba a los pobladores de la isla en su
difícil vida.
Por
José Bijeri
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