Por Pablo L. Orosa
Corrupción, censura y represión, estos son los ejes de un régimen autocrático que desde agosto de 1979 rige los días en Guinea Ecuatorial y que amenaza con seguir perpetuándose, mientras algunas voces, como las del opositor Tutu Alicante, claman por una reforma que ponga fin al tiempo de Obiang.
"En cualquier momento puede estallar Guinea Ecuatorial", advirtió el defensor de los derechos humanos y activista Alicante en una entrevista con Efe.
La caída del precio del petróleo no ha hecho más que agravar la delicada situación del pequeño país africano, de apenas 700.000 habitantes: si antes el 75 por ciento de su población vivía bajo el umbral de la pobreza, ahora rondará el "85 o el 90 por ciento", apuntó el dirigente.
Gente que no tiene que comer ni capacidad para llevar a sus pacientes al hospital, relata el activista, una de las voces que participa en la conferencia sobre derechos humanos "College Freedom Forum", organizada por la Human Rights Foundation en Guatemala.
La situación en el país es "desastrosa", tanto "política, económica como socialmente", observó el defensor de los derechos humanos.
"Nada en Guinea Ecuatorial funciona hoy. Somos un estado fallido. Es una mafia camuflada como Estado", sentenció.
Está previsto que hoy mismo el presidente Teodoro Obiang, de 73 años, convoque elecciones para el próximo 24 de abril con la intención de revalidar su mandato, de siete años, por cuarta vez al frente del gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE).
En las elecciones de noviembre de 2009, Obiang obtuvo el 96,7 por ciento de los votos, unas cifras que "no ocurren en ningún país democrático", apuntó.
"Todo el mundo sabe que en las elecciones de este año Obiang va a ganar con no menos del 95 por ciento de los votos", insistió el fundador de EG Justice, la primera ONG del mundo dedicada a los derechos humanos, el estado de derecho, la transparencia y la sociedad civil en Guinea Ecuatorial.
Los comicios, señaló Alicante, precisan de un "comité electoral" y de "prensa independiente" que monitorice la legalidad de las elecciones: "Alguien tiene que hacer esas preguntas", exclama, aludiendo a la responsabilidad de los políticos españoles en el futuro de la excolonia.
El país ocupa el puesto 167 de 180 en el índice anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) sobre libertad de prensa: "Esta entrevista no existiría en Guinea Ecuatorial", lamentó Alicante.
"Necesitamos que ONG y periodistas españoles hagan su trabajo", reiteró.
La ausencia de medios libres y la represión militar, con hasta 3 líderes opositores encarcelados, mantiene a la población subyugada: "No hemos llegado a la posibilidad de levantarnos por nosotros mismos", reconoció el militante, quien no obstante se muestra esperanzado con el cambio que vislumbra en la juventud.
Un cambio, puntualizó, que podría verse amenazado por la radicalización de los jóvenes a los que la pobreza extrema acerca a discursos extremos.
"Hemos tenido mucha suerte de que Boko Haram -grupo yihadista- no haya llegado todavía a Guinea Ecuatorial", subrayó el fundador de EG Justice.
Sin embargo, el país ha registrado ya al menos dos ataques y la tensión interna entre las diferentes facciones de la familia Obiang, respaldadas por sus diferentes milicias, no ha dejado de crecer.
"Es una situación difícil en la que cualquier cosa pueda suceder", adelantó el activista.
Es esta inestabilidad, aparejada a una miseria rampante, la que empuja a muchos guineanos, y a otros africanos, a Europa, cuyos gobiernos y empresas son, para Alicante, corresponsables de esta situación: "En cada país africano al que vayas los recursos naturales, petróleo, gas, oro, están siendo explotados por países europeos, Canadá y América".
"Decir que no vengan los inmigrantes pero sí el oro y el petróleo es hipócrita", concluyó Alicante.
La Vanguardia/ EFE
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