"Los jóvenes y adultos guineanos que se han formado en el extranjero tienen que regresar para levantar el país".
Este discurso es muy noble y queda muy bonito, pero no es verdad.
Cuando te invitan a regresar, no es para servir al país, sino para servir y someterte al régimen; porque ellos creen que el régimen y su partido son Guinea Ecuatorial. Si no estás dispuesto a servir y someterte al régimen, piénsatelo bien, porque vas a tener problemas.
Vamos a ser claros; la mayor parte de los jóvenes y adultos guineanos que estudian y trabajan en el extranjero, aman a su país y quieren regresar. ¿A quién no le gustaría vivir rodeado de los suyos y contribuir al desarrollo de su país? Pero permanecen en el extranjero porque, después de tantos años de estudios, sacrificios y lucha por su propia cuenta, no están dispuestos a regresar al país para retroceder 15 o 20 años atrás.
Saben que, colaborando o no con el régimen, no les dejarán desarrollar su talento. En España y en otros países hay profesionales en todos los sectores que llevan 20, 30 o 40 años brillando y desarrollándose en su profesión. Esto no ocurre en Guinea. Cualquiera que quiere brillar o sobresalir en cualquier sector, le cambian y le ponen en un puesto que no le corresponde y le obligan a aceptar un cargo político para tenerlo mejor controlado. Así se apagan los talentos en Guinea en todos los sectores. El resultado es una sociedad neutra y apagada donde sólo brillan los criminales, matones y fanfarrones.
¿Por qué todo el mundo tiene que ser político profesional? Entre ser eternos extranjeros en Europa y ser "enemigos" o inútiles en nuestra propia tierra", muchos preferimos seguir siendo extranjeros para vivir en paz y seguir desarrollándonos humana y profesionalmente.
Esto afecta también a los sacerdotes de la iglesia católica que se han formado y trabajan en Europa. En esto cada uno es libre de tomar la decisión que le parezca mejor, pero algunos pensamos volver a Guinea cuando nos permitan trabajar libremente por el país y por la iglesia de Cristo, no por el régimen.
Y yo no vuelvo hasta que cesen los acosos a las secretarias en convertirlas en la primera amante del jefe, sin poder rechistar cuando recibe la visita de otras amantes en el despacho y llegando al extremo que ya ni te paga el salario por considerarte "su mujer"
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