EL CORONEL CIPRIANO A CORAZÓN ABIERTO CON RADIO MACUTO

Radio Macuto , hemos estado con Cipriano Nguema Mba y nos ha contado MUCHAS  cosas. Entre ellas:

El 25 enero 2008 salgo de Barcelona para Yaundé vía air Maroc; y nada más en Camerún, fui a presentarme en ACNUR/UNHCR, fui recibido por el representante JACQUES FRANQUIN quien, textualmente me dijo: “EL GOBIERNO DE CAMEROUN TE DECLARÓ PERSONA NON GRATA EN 2004 Y NO PUEDES ENTRAR EN EL TERRITORIO CAMERUNES”. Fue un mensaje sorprendente, ya que nunca había oído que un gobierno declarara persona non grata a un refugiado. A partir de entonces empecé urgentemente a buscar clientes que compraran mis coches e intentar recuperar unos 10.000 euros que tenía en el banco; pero nada más llegar, Obiang envió a sus asesinos tras recibir la información de mi presencia a través del llamado DJUJU.

Pasaron unos diez meses, y Obiang empezó a enviar a sus gentes para asesinarme y sin ningún éxito. Acto seguido, me encuentro con un chico de KIE OSSI que era sub oficial de la gendarmería de nombre MBA LUCIEN, destinado en la brigada de Foumbot, al Noroeste de Camerún, quien me propuso viajar hacia su destino para verse con la alcaldesa de dicha localidad, para enseñarla mi Mitsubishi L200; lo que acepté de inmediato y, nada más llegar al lugar, dicho individuo volvió a Yaundé con el falso pretexto de ir a un servicio de su cuerpo. A su regreso, le dije que tenía que regresar a Yaundé puesto que llevaba ya un mes en Foumbot sin poder ver a la alcaldesa que quería comprar mi coche. Pero mi espíritu ya me decía que Mba Lucien trataba de eliminarme; y así decido volver solo a Yaundé, diciéndole que enviara al cliente o comprador a Yaundé para que hagamos el trato allá. En todo ese tiempo, puse de sobre aviso a los de ACNUR sobre el peligro que corría; no obtuve respuesta de parte de ellos. Entonces, es cuando recibo una información de que el dictador ha contratado al representante de ACNUR Jacques proponiéndole 300.000 euros para que no me diera los papeles, para así quedarme bloqueado en Camerún y así facilitarles mi asesinato. Tuve más de diez citas con ACNUR sin respuesta a mi demanda de status de refugiado. Cada día me daban nueva cita hasta llegar a seis meses de espera; cuando el  tiempo era de tres meses máximo para recibir la primera cita. Mi sorpresa fue que el representante me mostrara un documento enviado por el gobierno de Zapatero aconsejando a ACNUR Camerún de no reconocerme como refugiado. Después de 7 meses, recibo la respuesta negativa personal del representante obligándome hacer el recurso.

Todo aquello, era para hacer todo lo posible para que yo fuera eliminado por el dictador. En este momento, el embajador FLORENCIO MAYE ELA iba y venía cada dos por tres a Guinea Ecuatorial para despachar con su amo Obiang. El 8 de octubre, estando en un surtidor, se me presentan ocho policías con un orden de arresto firmado por el comisario. Yo opuse a esos policías alegando no haber cometido un crimen para ser arrestado; ellos  replicaron diciendo que tenían orden absoluto de vida o muerte y sacaron todas sus pistolas; entonces mi amigo ONANA me aconsejó que fuera con ellos y que él vendría tras de mí. Me esposaron y me metieron en un coche verde con 5 policías y, en lugar de la comisaría, me llevaron directamente a la embajada donde encontramos al embajador esperando en su despacho con una médica o medico como se llame. Cinco minutos después, telefoneó el presidente Obiang al embajador y él le respondió: “acabamos de llegar”; acto seguido, Mayé me explicó que mi arresto ha sido una decisión del gobierno Camerunés con el Guineano en base a sus buenas relaciones, porque el presidente Obiang quiere verme en Guinea. Y tras salir de su oficina, mandó un grupo de tres chicos para venir a torturarme, intentaban romperme los tímpanos. Les pregunté el motivo por el que me torturaban y uno de los torturadores dijo a los demás para que pararan, y entonces me preguntó que quién. Le dije que soy coronel Cipriano. En eso se retiraron y empezaron a lamentar, ya que no me conocían en persona. Bajaron y fueron a decir a MAYE ELA  que ya han cumplido su misión y ese volvió a su despacho ya listo para inyectarme un producto, volvió a preguntarme si me oponía a ir a ver al presidente Obiang y yo le respondí que no, que iré a verle; lo que permitió que el doctor que trajeron para inyectarme no se sabe qué, se fuera y los policías me metieron dentro del coche diplomático rumbo a KIE OSSI donde aguardaba el coronel Leandro Baka Ncogo y su equipo, quien me condujo hasta una cantera a 5 km de la ciudad de Ebebiyín donde encontramos a cinco encapuchados con coches Landcruser de la seguridad presidencial armados hasta los genitales. Durante todo ese proceso, el presidente llamaba cada diez minutos; una vez en el lugar, el presidente volvió a llamar al jefe de los encapuchados diciendo que no me hicieran nada y que me conduzcan a Bata, orden que ejecutaron de inmediato embarcándome y atándome en el asiento o banco trasero de dicha camioneta. Me encapucharon y sacaron sus capuchas y me manotearon con doble grilletes hasta la ciudad de Bata. En Bata fuimos directo al aeropuerto y sin esperar, me montaron en el avión presidencial UTONDE para Malabo pilotado por Luciano Esono BITEQUE Y LOS PILOTOS EXTRANJEROS BLANCOS, hablaban español, donde fui recibido por el entonces ministro de seguridad, Manuel Nguema Mba, el jefe de cárcel y un pelotón de la seguridad presidencial, los cuales me condujeron hasta el corredor de la muerte donde fui manotado en las manos y en los pies como en Guantanamo. Fui interrogado por Manuel Nguema Mba durante dos semanas. No sé qué pasó luego, pues el embajador Mayé fue declarado PERSONA NON GRATA por el gobierno y el pueblo Camerunés, y Biya mandó varios emisarios para mi liberación inmediata pero sin éxito; y según gente cercana al dictador, Armengol pedía mi eliminación inmediata, el presidente Obiang y Manuel Nguema Mba se oponían a mi ejecución; por lo que Armengol amenazó por ir a su pueblo si Obiang me perdonaba la vida, ya que con Cipriano en libertad, el poder que ostentan tendría los días contados. Pero no dijo al presidente su verdadero motivo de miedo que no es otro que la expropiación que hicieron él y Antonito del dinero de los militares dejado en casa, expropiación de mi dinero, bienes de mi propiedad y de mi familia adjudicándolos al Ladrón e Inútil Antonito.

Tras 13 meses encadenado en los pies y en las manos, recibo al enviado especial de Armengol Ondo Nguema (jefe de cárcel) quien me transmitía el mensaje de su amo Armengol, cuyo contenido era “que yo debía  entregar mi reliquia o AKOMGA” si yo quiero salir de la prisión. Con éste pretexto, convenció a su hermano presidente. Según Armengol, yo tenía que estar muerto y achacaba a Manuel Nguema de no haber ejecutado su orden de eliminarme antes de que el presidente regresara de Bata. Mi respuesta fue inmediata, negando haber cogido la reliquia de Armengol y que si lo tengo, seria propiedad de mi tribu Ncodjeng y nunca jamás de Esanqui; lo que le obligó a enviarme en las mazmorras de Evinayong acompañado de Antimo Edu Nchama y Felipe Esono Ntutumu. Llegamos a Evinayong a la una de la madrugada y directo a las sucias y malolientes celdas. Estuvimos una semana sin comer, ya que al jefe de cárcel no le llegaba dinero y lo poco que quedaba fue retirado por el coronel Ondo Mbuy por orden de Armengol. Me prohibieron ir al hospital y todos estábamos totalmente prohibido de recibir visitas; ni mucho menos comunicarnos con los otros presos, ya no digamos con los militares que prestaban la guardia. No hay aseos dentro de las celdas y estábamos con toda la mierda nuestra dentro de un diminuto espacio; el olor ya nos parecía a colonia de alta gama. Los mosquitos eran tan grandes que daban miedo a simple vista y las ratas intentaban mordernos cuando los queríamos echar de la celda. Las paredes pintadas de crepitex espinosa; así que teníamos heridas en el cuerpo todas las mañanas. 

Al cabo de una semana, empezaron las enfermedades y todos los médicos venían a decirnos que hay orden estricto de no salir de las celdas y que tienen miedo de ser perseguidos, yo empecé a beber mi propia orina para poder curarme. Después de unos días, Armengol instruye al coronel Ondo Mbuy de soldar las ventanas de nuestras celdas. Esto ya era una condena de muerte por asfixia; ya que solo cerrar esas ventanas era lo mismo que ahorcar a una persona por el hedor que despedía las mismas celdas, y que ningún ser vivo no podría aguantar 5 horas. El chico que vino con la máquina para soldar me reconoció inmediatamente y tuve que ser echado por el coronel y luego trajo a los chinos. Nosotros nos opusimos a que nuestras celdas fueran soldadas amenazando por sentar arriba con los pies fuera a fin de que nos soldaran junto con dichas ventanas; lo que provocó el miedo del coronel Ondo Mbuy, quien tras consultarlo con el director de cárceles, Armengol Ondo Nguema, este cambia su orden y ordena soldar todas las ventanas para que no tengamos contacto con otros presos  ni con los militares de guardia; ya no digamos con el mundo exterior susceptible de suministrarnos las armas. Eran los momentos más difíciles para obtener alimentación y alguien que nos lo prepare; ya que ahí no hay cocineros ni lavanderos. Por otra parte, la medida de aislamiento nos dio la oportunidad de poder cortar las defensas de nuestras celdas sin que nadie se enterara, usando el viejo material abandonado por los carpinteros, que habían convertido la cárcel en carpintería del coronel Ondo Mbuy. El material estaba en un almacén de la cocina y fue olvidado cuando precipitadamente les hicieron desmontar la carpintería, unas hojas de sierras ya usadas que para ellos ya no podían cortar nada y un mango olvidado nos salvaron la vida.
 

Ya teníamos todo cortado y de repente llega un nuevo jefe militar, tuvimos que esperar para ver si él tenía una instrucción de mejorar nuestra condición y vimos que él no podía cambiar nada, ya que fue mandado por Armengol; ni siguiera vino a visitarnos. Cuando recibimos el 21 de agosto el fusilamiento de nuestros compañeros y mártires por la libertad de nuestro país, tomamos la decisión de partir, para no volver a tener contacto con un régimen criminal en el futuro.

Durante ese período, intentaron asesinarme mediante la prescripción de unos medicamentos que según el médico especial enviado por Armengol eran de paludismo y al descubrir la operación, el medico me dijo que había confundido los medicamentos de paludismo con los de las articulaciones. Mandaron al jefe de cárcel venir a retirar mi cuaderno y enviarlo a Armengol para descubrir las pruebas; vino diciendo que quería mi cuaderno para ir a discutir con el médico sobre ese caso y luego al preguntarle sobre el mismo, me dijo que lo había perdido hasta el día de hoy. Es cuando tomo la decisión de escaparme pero sin decirlo a nadie, solo Pancho y yo; porque si lo hubiéramos contado a un familiar, ese no lo aceptaría, ya que estaban muertos de miedo.

El 12 de octubre, tomamos la decisión de abandonar la cárcel de Evinayong vivos o muertos; utilizamos nuestro correos, que contactó a unos valientes jóvenes los cuales aceptaron ofrecernos no solo sus coches, sino ser conductores de los mismos. Eso demuestra el odio que el pueblo siente contra el régimen; había tantos voluntarios que tuvimos que decidir por aquel noble taxista ex marinero Tomás por su experiencia militar. Abandonamos la cárcel por las ventanas que teníamos preparadas desde hacia tiempo a las 21:00 horas del 15 de octubre. En el surtidor de Evinayong no había combustible y tuvimos que arriesgarnos hasta llegar a Niefang; lo mismo, no había combustible en su surtidor. Vimos a un chico que nos indicó que alguien vendía combustible en su casa, fuimos ahí y nos vendió la gasolina. Los militares no podían detectarnos ya que pasábamos detrás del puesto cuando el coche pasaba solo con el conductor. Así llegamos hasta Afangui, pero ahí arrestaron al coche por que no tenía papeles en regla; estuvieron discutiendo con el conductor hasta las tres de la madrugada y sancionaron al conductor por llevar el coche indocumentado 90.000 frcs., importe que yo pagué sin demora y así continuamos el viaje hasta el distrito de Ebebiyín, bajamos en Ebebiyín y el noble y héroe conductor tomó rumbo para Mongomo. Desde Evinayong ya nos sentíamos libres, entrábamos en todos los bares para tomar fantas y agua fría en Evinayong, Nkue, Ebebiyín nos cruzamos con el mismo jefe militar, Ondo Mbuy, que era entonces el jefe militar de Ebebiyín y el hombre que violó todos nuestros derechos en Evinayong, según él, por orden de Armengol, el conocido delegado general de seguridad de cárceles. Cruzamos la frontera a las 3.30 horas de la madrugada y llegamos por la parte de Camerún, cuando el gobierno de ese país se enterró, envió a un grupo de altos oficiales de la policía camerunés dirigido por un comisario principal con un Landcruiser último modelo que nos condujo hasta las dependencias de la dirección de los Servicios de Inteligencia donde nos dieron habitaciones y controlaban todas las fronteras sin que nadie se diera cuenta; así sabíamos de todos los guineanos que llegaban a kie Ossi, Río Campo, Douala y Yaundé.

ESTA FUE MI ODISEA. MUCHAS GRACIAS A VUESTRA MÁGNIFICA LABOR Y SOBRE TODO POR PERMITIRME CONTAR AL PUEBLO DE GUINEA ECUATORIAL EL TERROR QUE PASÉ Y PASAN AQUELLOS QUE ESTÁN EN LAS CÁRCELES DEL DICTADOR Y EL HORROR DE LA PERSECUCIÓN EN MANOS DE ESOS ESBIRRROS DEL RÉGIMEN.

...Continuará