Analizando la situación política de Guinea Ecuatorial tras la “patética” elecciones presidenciales del 24 de abril de 2016, y los obstáculos que supone el establecimiento de una verdadera democracia en el país, la oposición debe tratar de recuperar la confianza de los ciudadanos, objetivo que únicamente se puede conseguir desde la unidad de los demócratas y dejar de lado las diferencias y descalificaciones.
Es evidente que la oposición guinea-ecuatoriana se enfrenta con dos fenómenos sobredimensionados, una combinación entre la corrupción interna y la complicidad exterior están impidiendo el debilitamiento del autoritarismo y el surgimiento de una democracia participativa. La corrupción interna impacta no sólo por su dimensión, sino también por el desarrollo de violentos actos criminales, la destrucción de medios de vida y el deterioro del medio ambiente, camufladas bajo la aproximación de medidas de cambio político o la transformación del país. La política formal al que el pueblo espera un cambio trascendental, está lejos de dar una respuesta a la demanda democrática. Las sucesivas elecciones presentadas, no han supuesto un incremento en el reparto del poder, se atrinchera y se resiste a compartirlo. Los múltiples casos de prolongar los mandatos presidenciales y la intención de traspasar el poder a sus más allegados a modo de hereditaria, son unos ejemplos claros que cuentan con apoyo y legitimación exterior.
También se encuentra el factor de miedo de los partidos de asumir el riesgo de movilización de la ciudadanía para formar una verdadera oposición política. Cabe destacar que este régimen es una "peste esparcida por los pervertidos oponentes de la civilización", que se dan preferencia a una violencia a gran escala". Y hasta que no se produzca un cambio de comportamiento en la oposición que pueda obligar al enemigo más alevoso a retroceder, estaremos siempre condenados al fracaso.
Igualmente existe una gran división de opinión entre guinea-ecuatorianos que se comportan como minorías aisladas. Y según lo expresado por el filósofo y economista John Stuart Mill, citado por 'The Economist', "las instituciones libres son casi imposibles en un país compuesto de diferentes nacionalidades. Por tanto, se requiere, no solamente unir los esfuerzos sino también redoblarlos y eliminar las diferencias con el fin de crear "una integración supranacional para abrir nuevos mercados y estimular el crecimiento". Esta integración sería claramente oportuna en medio de la creciente preocupación ciudadana. Las opiniones y actividades contra el modelo político de Obiang Nguema Mbasogo se encuentran en la periferia del sistema político junto a las palabras como, por ejemplo, 'paz', que resulta muy difícil de encontrar, incluso de manera retórica, en el 'lenguaje opresivo del dictador". Democracia sin participación – Progreso sin conformidad. Junto a este hipotético desarrollo y honda confianza, se ha instalado la arenga de establecer una sociedad moderna. Cuando se produce el modelo neoliberal de lucha contra la exclusión en los que la única política posible contra la pobreza, es animar a la población a convertirse en la clase media, incrementando su consumo y no mejorando su nivel de vida. Donde las inversiones extranjeras sólo han servido para legitimarle a través de la creación de infraestructuras que están cargando al país con una deuda externa de 1.403 millones de dólares, 12,00% del PIB y que, en su mayoría, no benefician a la ciudadanía. La riqueza producida por el comercio o por la explotación de recursos naturales, no está provocando la reducción de la pobreza, sin embargo, el aumento de las desigualdades sociales y económicas en Guinea Ecuatorial influyen notablemente. “Suena a ciencia ficción, pero habría que verlo para creer”.
En definitiva compatriotas, el triunfo es difícil y cuesta caro. (Se hace difícil encontrar una experiencia común que) se necesita un compromiso democrático profundo, y una repolitización de la actual sociedad como repuesta a la demanda democrática. El resultado del presente modelo arbitrario está generando un gran resentimiento en una población que está destrozada y en ruinas, llena de gente desarraigada y empobrecida". Romper ese ciclo de adicción será difícil, incluso en las mejores circunstancias, ya que "por desgracia, en este momento" en la escena política de Guinea Ecuatorial, no hay "ninguna fuerza política ni movimiento" que pueda abrir un espacio para tal posibilidad".
Asistimos ante una situación político que si la Comunidad Internacional no nos haga caso, tampoco esto tiene porqué alentar el desánimo por falta de medios económico.
Movimiento Social-Demócrata, departamento de prensa y comunicaciones.
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