O sea, en una sociedad NORMAL, tienes, por un lado, a los ganadores (se intenta siempre que sean muchos) y, por otro lado, tienes a los perdedores (se intenta siempre que sean muy pocos y los llamamos MARGINADOS).Cuando un ganador, un empresario, por ejemplo, tiene sus empresas, sus propiedades, su propio dinero y ya es relativamente mayor, puede picarle una mosca y se mete en política, abre un periodico o una emisora de radio. Aquí, el papá no va a comer en la cocina de nadie. Tiene, primero, su DIGNIDAD, tiene amigos y tiene su propio dinero, que ha ganado con el sudor de su frente, trabajando como empresario de verdad a lo largo de muchos años.
Un SEÑOR así, por muy presidente de la república que seas, si en el Parlamento dijeras, por ERROR, que “este no es un Parlamento para criticar, sino un Parlamento de consensos”, se levanta y dice: “NO, señor Presidente; este es un Parlamento para criticar, le guste o no le guste; NO es un parlamento d consesos raros”; O si alguien, por muy presidente de la república que fuera, dijera, aunque por ERROR, en un congreso que había descubierto que “a los opositores habría que darlos de comer porque cuando tienen la boca llena, no hablan”, se levante el Representante de Rebola en el Parlamento (por ejemplo) y diga: “Señor Presidente, ¿está usted hablando en serio o está usted CACHONDEANDO?” y esperar a que el Presidente se aclare.Nuestra sociedad, al no ser una sociedad NORMAL, está llena de PERDEDORES.
En Malabo, por ejemplo, hay que ser del “pdge”, “ministro” o “amigo” del presidente, no importa como, para tener “algo”: tierras, una vivienda y un coche decentes, bonos de combustible, viajes gratis a Bata, a Annobón o a Houston, Texas. Los caminos preferidos para acceder a la DOLCHE VITA son: el nepotismo, el chivatismo, la adulación, el lameculismo, la abulia, el robo, la brujería, etc. pero nunca por trabajar duro en la comunidad o por méritos propios. Y el día que caes en desgracia o te acusa otro, en cuestion de horas t vas FROM GRACE TO GRASS. Mientras están allí arriba (a excepción de los tontos), nadie los envidia, nadie los respeta y nadie tiene su tiempo, porque tienen pies de barro. Algunos son tan perdedores que el vehículo oficial es el único coche que poseen.
Otros son tan perdedores que, aun siendo CORONEL; el día que cae en desgracia, la única salida que tiene es el exilio y ni un solo soldado, de los mil que debería tener un verdadero coronel, mueve un dedo. Algunos son tan perdedores que tienen que mendigar el “cargo” y el día que se lo quitan porque hay otro que chivatea mejor le dejan todas sus esposas.
Un saludo
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