martes, 8 de enero de 2013

EL TRABAJO DIGNIFICA



El Trabajo, dignifica; es lo que habrá pensado un señor , dentro de la precariedad, honradez y sencillez pero, con una VOLUNTAD desmesurada.


Se trata de Juan Ndemezogo, agricultor, miembro de la Comisión Ejecutiva Distrital de CPDS de Añisok y natural de Nfulayong Esatop, a siete kilómetros de la cabecera distrital. Lleva bastante tiempo trabajando manualmente unas parcelas de tierra para la subsistencia, pero siempre con la intención de ampliar la producción para fines comerciales si tiene la posibilidad de hacerlo. Hace un año que ARG entró en su vida.

ARG es la mayor constructora de cuantas operan en la edificación de la ciudad de Oyala, a 33 kilómetros de la plantación de Ndemezogo. Dado que ARG notó que en Guinea no hay producción de alimentos y que, por lo tanto, tendría problemas para alimentar al personal de la empresa, creó en su seno una unidad de producción de alimentos, destinada a satisfacer las necesidades de consumo de su nutrido staff. Así trajeron un ingeniero agrónomo brasileño, quien, en pocos años, ha conseguido una increíble autarquía alimentaria para su empresa. Un día, el ingeniero observó que siempre que pasaba por el lugar, había un hombre chapeando una extensión, aproximadamente, de una hectárea donde concentraba cultivos variados. Le preguntó si necesitaba algo para mejorar, a lo que Juan Ndemezogo le contestó con detalles lo que quería hacer. Una semana después, llegaron unos tres tractores de ARG que, en otros tantos días, le abrieron, limpiaron y removieron una extensión de unas cuatro hectáreas. Después le dieron semillas para diferentes cultivos y le hicieron un pozo de agua con una instalación de una pequeña motobomba. Además, le sugirieron crear una pequeña unidad de ganadería, para lo cual pusieron a su disposición: 5 conejas y un macho, cinco gallinas y un gallo, y cinco ovejas gigantes y su correspondiente semental. A continuación, le construyeron unas jaulas para los conejos, otra para los pollos y una pequeña cuadra para las ovejas. Es más: le regalaron también una pequeña trituradora para la fabricación de pienso. Antes de todo esto ya le habían cercado toda la extensión con una valla alámbrica. En el interior de la granja, pusieron un contenedor grande como cobijo para Juan y los suyos.



De la noche a la mañana, el hombre se encontró en una situación con la que ni siquiera había soñado. Contrató a un empleado de origen burkinabé adiestrado en la materia. Con él, su mujer e hijo, Ndemezogo ha llegado a cosechar, tras el primer año, varias toneladas de alimentos, que envía a Bata cuando encuentra algún medio de transporte (hace dos semanas perdió más de media tonelada de tomate que se gastó al no poder situarlo a tiempo en el mercado), mientras el resto lo lleva en carretilla a vender a la ciudad de Añisok. Y todo pese a no disponer de insecticidas para luchar contra las plagas de insectos que atacan sus cultivos. 


En cuanto a la pequeña ganadería, de 5 ovejas ha pasado a 11, y de 5 conejos ya tiene 78. En lo que respecta a las gallinas, estas se limitan a poner huevos, por lo cual le haría falta una incubadora industrial.


Ahora, sus esfuerzos se dirigen a la adquisición de una camioneta para el transporte de los productos, una incubadora industrial para la cría de pollos, ampliación de jaulas y cuadras, insecticidas para evitar los ataques de los bichos y productos veterinarios para poder hacer frente a eventuales epidemias.

CPDS le dio una pequeña ayuda que, según reconoce, le sacó de un apuro, pero insuficiente; también la organización de mujeres del partido, que le visitó hace un mes, ha prometido llevar mano de obra para ayudarle en lo que se pueda durante una jornada o dos. 

Animamos a Juan Ndemezogo a seguir trabajando para mejorar su granja, y esperamos que pronto sea capaz de sacarle el mayor provecho a la impagable ayuda de ARG, a fin de tener una granja con capacidad suficiente para sacarle de la pobreza a él, a su familia y a quienes trabajan o puedan trabajar con él. Los países se construyen con el esfuerzo y trabajo de sus ciudadanos, y no con el oportunismo, el robo y la persecución a las personas honestas. 

Trabajando con honradez, se gana la vida con dignidad, y los países avanzan gracias a la aportación de personas que, como él, tienen ideas y mentes creativas, aunque sean de diferentes credos ideológicos, orígenes sociales, etnias, razas y sexos.


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